Es un asco (salvo raras excepciones) tomar asiento delante del TV con la sana intención de disfrutar de una emisión televisiva en España en donde intervengan mas de una personas (a partir de dos se le denominan contertulios o invitados que queda mas fino...)

La secuencia es siempre (o casi) la misma: comienza la emisión, el debata o la tertulia, que para todos los efectos es lo mismo. El telespectador se regodea, se regocija de la exposición, de la opinión, de la argumentación que encadena uno de los contertulio, el invitado de turno.

En esto está (el telespectador), atento al susodicho, degustando además de la clásica cerveza, la exposición, la opinión, las florituras del letrado de turno...  cuando he aquí que a mitad del orgasmo argumental... a alguno de los presentes (en el Plató) se le "calientan los cascos" (cosa habitual en estos lances)... y se produce el "hachazo", le salta al cuello, lo interrumpe... y de golpe y porrazo en vez de uno... tenemos no uno, sino dos por le precio de uno, vociferando, desgañitándose sin saber a ciencia cierta por que... puesto que no han dejado llegar, al pobrecito que estaba en uso y usufructo de la parole, al final de su exposición argumental y por tanto de su conclusión

¡Ahora si... ahora si que hay que echar el resto para que los decibelios de uno se impongan a los del otro...!

Se acabó el debate y comienza ... pues eso, lo habitual en este país y en estos bochornosos espectá-culos televisivos: la retransmisión del guiri-guiri en directo

¡Para el espectador... su gozo en un pozo...! y no digamos si a la "duette" se le une en coro alguno de los demás acólitos como suele ser el caso.

El sufrido espectador, ya acostumbrados a estos lances, a no dejarle gozar de la fuerza de los argumentos, de la exposición (completa), de la replica ordenada, del respeto ni al prójimo (en este caso al que esta en liza) ni al lejano ... y sobre todo al telespectador, quien en definitiva es (o debería ser) el objeto y sujeto al que va dirigido el montaje televisivo y el que les regala su tiempo y atención...

El (ahora) indignado telespectador se encuentra de golpe y porrazo delante de un especta-culo dantesco que no tiene nada que ver con lo que se entiende o se debería entender por debate (en un país civilizado).

El plató TV se ha convertido en un cacareo entre gallinas y gallitos de pelea, todo bajo la imperterita mirada del director/a de orquesta (tambien conocido bajo el seudónimo de Moderator/ar), regodeandose en el guiri, guiri colectivo que con su permiso y con harta frecuencia sin el, esta ofreciendo al respetable. Este Sr. el del silabato televisivo, imperterito, mira a izquierda, a derecha, al frente, sin dar ni un solo paso en esa dirección. Incluso a veces no contento con el ruido de fondo generado se lia la manta a la "tête"... y se engancha al follón montado por los allí presentes

El summum, el novamas, el punto álgido se alcanza sin embargo en los denominados debates o tertulias deportivas... Ahi el desgañite está servido... mas que contertulios parecen vociferantes de mercadillo, con gargantas potentes y bien afinadas...

Mas que argumentos hay que tener pescuezo... potente gaznate y pastillas a mano para no quedar afónico...

Los argumentos brillan por su ausencia... no porque no los haya  (¡que haberlos...los hay...!) sino porque no dejan que nadie, ni uno solo (salvo rara vez...) llegue al final de sus conclusiones u opiniones...

¡...Es entonces cuando llega el momento de lucirse a ese otro, también conocido por realizador, quien en la penumbra maneja las imágenes que uno y otra reciben en su aparato...!  ¡Preparense...abrochense los cinturones... Su pantalla casera, otrora ocupada por una cara mas o menos gorda, de golpe y milagro, por obra y gracia de la tecnología se divide en dos tres, cuatro... o mas trocitos, cada uno de ellos con una rostro vociferante, a veces descompuesta por no dejarle meter baza....!

¡Bochornoso sobre todo por que nadie pone fin a tales desmanes: ni el Moderador/a por permitir tal atropello a los telespectadores, ni la dirección de la cadena (en principio por no despedir o cambiar al Presentador/a)... pero sobre todo quienes con su presencia (en su casa delante del TV) contribuyen a que se produzcan tales desmanes televisivos

¡Vaya ejemplo para quienes tienen tendencias a adoptar determinadas conductas televisivas como propias (sobre todo los jovencitos)...!

Parece ser que la TV es el reflejo del algunos (o muchos) de los aspectos de un país....

¡Pues eso... uno tiene y mira la TV que se merece...!

¡Así nos va...!